Salía temprano, recién duchado animoso, sacaba el coche del
aparcamiento, levantaba el capo para revisar el motor y comprobar el
aceite, porque cuando uno se dispone a emprender un viaje tan largo
conviene extremar la prudencia, y los vecinos de las casas próximas,
al vigilar la calle desde su ventana con visillos, lo imaginaban
razonable y enérgico, y pensaron que poco a poco se iría ganando una
posición mejor, porque sabía ganarse la confianza de sus jefes y de sus
clientes y desconocía el desanimo y la indolencia.
Corrige la ortografía:
ResponderEliminarSalía temprano, recién duchado, animoso, sacaba el coche del aparcamiento, levantaba el capó para revisar el motor y comprobar el aceite, porque cuando uno se dispone a emprender un viaje tan largo conviene extremar la prudencia, y los vecinos de las casas próximas, al vigilar la calle desde su ventana con visillos, lo imaginaban razonable y enérgico, y pensaron que poco a poco se iría ganando una posición mejor, porque sabía ganarse la confianza de sus jefes y de sus clientes y desconocía el desánimo y la indolencia.